Indira Isel Torres Crux (Colima, México) poeta y activista cultural. Ha publicado “De la fractura al festín” y “Bang Bang” . Participó en el Festival Primavera de los poetas en Sollies Pont, París, Francia. Lleva adelante el proyecto de musicalización de textos poéticos y narrativos:Shows Bravos. Ganó el premio de poesía, Colima, México, 2015 por el poemario La “Furia de la Casa”. Presea, Griselda Álvarez, 2016, por distinción en Letras. Dirige el Festival Internacional de Poesía Comala y organiza el espacio de lectura:“No queremos beber ajenjo”: poesía de mujeres y Lengua Suelta:poesía mexa, latina y chicana, 2020. Forma parte del equipo de organización del Festival Continental de pueblos Originarios, Ecos del Tzabek,2020.
Poemas por Indira Isel Torres Crux
(Poeta mexicana)
El juego de la niña robusta
Ve a jugar, niña,
inventa una piedra de aquel pasado de encuentros
donde te dieron besos en el cuello y en la médula.
Avienta la piedra al pozo de las aguas verdes,
ve salir a las ranas,
inventa un nombre a sus cabezas,
llénalas de flores ,
y velas irse a esconder en el estanque del río,
aprendes su táctica,
te haces la muerta,
y luego actúas como el sapo,
inflas tus pulmones,
simulas una apariencia mayor,
pasar desapercibida,
lo haces por la presencia de un depredador,
Lo has aprendido
en el bosque del lobo.
FILIPENSES. Despedida en los trenes
Una fotografía es la cara de tu hija grande,
Martha es su nombre,
tus dedos se deshacen delineando su cara
nunca le dijiste “algo”
ese algo es un presentimiento
eres un viejo rancio
esforzado para no abordarla
Te acuerdas de aquella cita bíblica:
“Pablo y Timoteo, siervos de Dios
los santos de Dios están en Filipo,
Doy gracias a Dios siempre que me acuerdo de vosotros”
Eres el viejo que da lástima
un viejo más que se mata
y se hace vía
pulsación de la aurora
espíritu
separación
nuevo amanecer Tecomense
Te mataste diciendo la oración de la mañana:
“por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor”
eres la llave de hojalata,
llave sin abrir algún baúl,
alguna puerta
ardor,
ardor,
montaraz silvestre,
carga de cocos,
espantapájaros podrido
No conociste la fuerza de tus manos
la olvidaste, quizá
la fuerza grave de tu voz,
la olvidaste, quizá.
Nadie te dijo nunca lo que valías