Aketzaly Moreno

Aketzaly Moreno (México D.F., 1992) Estudió lengua y literaturas hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado Vuelo de muerte (2018), Nada queda en pie (2019) y Relámpago en la sangre (2021) con Cae de Maduro. Ha participado en encuentros de poesía en Argentina, Bolivia y México. Junto con Magnolia Cabello organiza el Festival Internacional de Poesía en Milpa Alta. Actualmente dirige la editorial Ojo de Golondrina.





A Edgardo

Hay tan pocas palabras en la vida
que no obstante nos lastiman tanto;
nos abandonan en la oquedad de un paraje
púrpura de tan negro,
donde uno busca su constelación en vano
y se tiende sobre la maleza abrazado a sus costillas;

estas palabras
vuelven témpano el llanto,
lo obligan a morir ahorcado en el cogote
de quien no puede terminar una plegaria;

ni el desplome de un fresno
ni el derrumbe de un yunque
caen tan duro
y pesan tanto
como pesan estas palabras,
estas pocas palabras
que pueden guardarse en el buche de un búho
pero que no obstante nos lastiman tanto
como la caída de un relámpago en la sangre.

Solamente uno sabe que está bordeando la vida
y siente miedo
y una hondura en el pecho que no tiene nombre;
a ratos parece que son figuraciones
que no tengo nada dentro sino la vida acumulada
a la espera de que yo le abra la puerta;
pero con la mano en la perilla
presiento el desplome del tiempo;
siempre es tarde para quien ya lo sabe.


Tú me dices que mis años son una cactácea
y que conservo la mirada de niña;
yo me río porque no quiero que sepas
que a pesar de que ahora me acompañas
estoy sintiendo cómo me llega este vacío;
te abrazo entonces
porque también me aterra saberme sola;
sé que harás planes sobre la seguridad de mis venas
y yo habré de escucharte porque quiero sentirme satisfecha y abrir ésa y todas las puertas contigo,
aventar guijarros al final de las palabras e ir tras ellos sin prisa y con certezas y llenar nuestros pulmones ay amor de tanta vida de tantas ganas por la vida de tantas ganas por tanto tiempo de tanta vida

pero, Siboney,

solamente uno lo sabe.