El Arpa Errante: Un juglar en la actualidad

Diego Ruggeri es escritor, trabaja en la librería “Libros del Árbol” , se define bajo su nombre artístico “El Arpa Errante” y describe su profesión artística en redes sociales como: Poeta y actor de mis propios textos. Narrador en vivo de mitos y leyendas de todo el mundo”.

Diego Ruggeri cuenta en entrevista para la web de Radio Raíces como es, en su experiencia, oficiar de juglar en la actualidad, habla del papel de la poesía en la vida y la importancia que tiene la lectura de la misma. Además cuenta cómo él se desarrolló en el oficio de juglar y poeta.

¿Cómo nace en vos el interés por el oficio de juglar?

Fue un proceso muy paulatino, y en parte inconsciente, pero creo que lo puedo resumir en tres momentos (con años de por medio entre ellos). El primero fue en mi adolescencia, cuando abrí al azar un libro que era de mi padre, leí en él las coplas de Manrique y me hechizó su recurrencia sonora. En ese momento descubrí la poesía.

El segundo fue cuando tomé la decisión de leer poesía, o prosa poética, siempre en voz alta a partir de entonces. Esa decisión fue una de las más importantes de mi vida, fue un salto hacia lo que soy.

El tercero fue cuando publiqué mis primeros dos libros, uno de poemas y uno de cuentos. Cuando los lectores me contaban lo que sentían al leerlos, había algo que me dejaba como un malestar en la boca del estómago. Era que me dijeran lo que sentían, pero no poder verlos al momento de sentirlo. Tenía la sensación de una vivencia dividida, disociada en tres etapas: Yo escribía el libro, ellos lo leían, ellos me contaban . Cada cosa por separado. Recuerdo sentir el deseo volcánico de espiar por la ventana a los lectores en sus casas, en el colectivo, en la plaza, o adonde me leyeran, y ver en sus ojos el reflejo de lo que les causaban mis palabras. Y fue ese sentimiento el que me impulsó a recitar mis textos frente al público, para ver el eco de mis palabras en sus miradas, en sus expresiones, en sus posturas corporales. Para que toda la vivencia fuera única, integrada, y compartida. Por eso, cuando presenté mi tercer libro (Romance del Sangrante Caballero, poemas) lo hice con un espectáculo de recitados, narración de historias y música (de un instrumentista invitado) Y esa noche nació el juglar que soy, “el Arpa Errante”.

Y al mismo tiempo que el proceso que conté se daba otro, que fue mi creciente interés por los mitos y leyendas y por las cosmovisiones de los pueblos antiguos y aborígenes. Y ambos confluyeron en lo que hoy es mi arte. Lo cual no debe sorprender, porque la de poeta narrador de historias es una profesión que ha existido, y ha tenido gran importancia social, en todas las culturas antiguas y en las llamadas primitivas, y en Occidente hasta la Edad Media. Y porque, además, el Mito y la Poesía están unidos en sus orígenes: la Poesía es el lenguaje en el que se expresaba el Mito, y el Mito es el modo de pensamiento que subyace a la Poesía.

También quiero mencionar que, durante este proceso, un sensible empujón me lo dio la lectura de “Poesìa juglaresca y juglares”, libro de Ramón Menéndez Pidal que retrata la vida de estos personajes, y de la cual me enamoré al leerlo.

¿Cómo se trasladan los oficios (de juglar y bardo) a la actualidad?

Hoy, aunque no seamos conscientes de ello, vemos juglares en todas las esquinas: los malabaristas. También los músicos que suben al transporte público son juglares en el sentido tradicional de la palabra. Pero estamos en un mundo muy diferente de aquél que vio el esplendor de los juglares y otros poetas narradores. Tanto en la Europa medieval como en una tribu polinesia, africana o americana la palabra pronunciada era el único medio de contar una historia, y los mitos y leyendas se transmitían en vivo, con la gente alrededor del poeta (Algo de eso sobrevive todavía en muchas partes del mundo, y tanto más podremos encontrar cuanto más nos alejemos de las grandes capitales).

Hoy, en cambio, otras opciones han tomado la delantera: el libro escrito, el cine, la televisión. En las ciudades modernas, el poeta narrador no existe como profesión, es un espectro del pasado. Y sin embargo, desde que emprendí este camino, me he encontrado con una muy buena recepción de parte del público. Más allá de la sorpresa inicial, lo que hago encuentra un eco porque es algo propio del alma humana. Por un lado, no hay nada más natural que contar una historia por medio de la voz, de la palabra pronunciada: el cine, la televisión y el libro mismo son productos tecnológica y mentalmente sofisticados, que tomamos como naturales porque estamos acostumbrados a ellos. Por otro lado, los mitos y leyendas, las historias de nuestros ancestros (sin importar cuál sea nuestra ascendencia o color de piel, los ancestros de todos contaban historias), tocan la puerta de lo más humano, de lo más profundo, ya que la manera natural, para el ser humano, de pensar e interpretar el mundo no es la ciencia, sino el Mito. Y además, la rutina, la prisa, el materialismo exacerbado del mundo moderno crean una sed de maravilla, de vivencia profunda, de detener el Tiempo; y el retorno a los Mitos, aunque sea por un rato, alivia esa sed.

¿Crees que es importante que la gente se acerque a la lectura de textos poéticos? ¿Por qué?

Creo que la Poesía es el lenguaje del alma humana y, como tal, es indispensable para no olvidar lo que somos. Pero la Poesía no está solamente en los libros: la palabra está en todas partes, y donde hay palabra, puede haber Poesía. Yo no creo eso de que la Poesía no es para todos, o que es para una minoría. Muchas personas me han dicho que la Poesía no les gusta o no les llega, y a la mayoría les he demostrado que sí le gusta y sí le llega, porque todo el mundo tiene una canción favorita. Mucha gente, aunque no lea, es consciente de la belleza de las palabras de sus canciones favoritas. Esa gente accede a La Poesía a través de la canción. La relación de la gente con la Poesía es indispensable más allá de la lectura, creo que nadie puede vivir sin Poesía. Todo el mundo necesita expresar lo que es, lo que siente, lo que anhela, a través de la Palabra, sin importar sin son palabras propias o de otro (es decir, de los poetas) Hoy más que nunca, la Poesía y el Arte son importantes, porque en tiempos de creciente deshumanización, no nos dejan olvidar quiénes somos. La Poesía es un mensaje del alma humana para sí misma. Hay que leerla, u oírla, pero no por obligación, “para tener cultura” o por una pose intelectual, sino como quien se sienta a la orilla del Mar y abre sus oídos al rumor del oleaje. Y no hay que tener miedo a romper el cascarón de la lectura silenciosa, en la que los lectores de hoy están encerrados: al leerlo en voz alta el poema cobra vida y revela secretos escondidos, y mejor si la lectura es compartida.

Diego Ruggeri como poeta y librero en “Libros del Árbol”

Ruggeri, trabaja en “Libros del Árbol” ubicada en Combate de los Pozos 255, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Libros del Árbol trabaja en la venta de libros usados que el mismo Diego selecciona, además se encuentran ejemplares escritos por él. Se pueden retirar en el local o con envío a domicilio.

Esta pregunta va anclada al trabajo en Libros del Árbol, con la popularización de los libros digitales ¿notas que la gente aún prefiere el libro físico?

Dicen que “la gente ya no lee”. Si es así, estoy en el lugar menos apropiado para saberlo, porque la gente que entra a una librería es la gente que lee. Año tras año la gente sigue entrando y comprando libros de papel, que pesan en la mochila y ocupan espacio en la biblioteca, que a su vez ocupa espacio en la pared. Gente de todas las edades, incluso adolescentes y niños. Que el formato digital tiene una gran circulación lo he notado en redes sociales, pero no estoy en condiciones de llegar a una conclusión acerca de lo que prefiere la mayoría. En todo caso lo que puedo decir es que el libro de papel sigue vigente y todo indica que lo va a estar por mucho tiempo.

¿Cuál es tu referencia a la hora de escribir poesía?

Como muchos, escribo un poema cuando tengo algo dentro del pecho que necesita ser expresado, y se puede expresar de muchas maneras, con muchos recursos, que son parte del taller poético, que dan color, textura, e incluso aroma al tejido poético. Pero sobre todo, busco la belleza sonora, la sensación de canción (aunque no tenga música propiamente dicha), y que toda metáfora, imagen, emoción, pensamiento, evocación, mensaje, gane belleza y poder expresivo gracias a sus cualidades sonoras. Dicen que fue un niño de seis años el que dijo “Poesía es cuando las palabras cantan”. Y esa es mi referencia. Que la poesía no vive en el papel sino en la voz.

¿Expones tus poemas en redes sociales?

Sí, en Facebook y en Instagram. Casi siempre que hago un poema nuevo, si me gusta el resultado, lo público. No escribo para el cajón del escritorio, escribo para compartir, para generar un eco, y lo bueno de las redes sociales es que al momento de escribir algo puedo hacerlo llegar a otros seres humanos, a otras almas, y, si soy afortunado, que me cuenten lo que han sentido al leerlo. Hay un juego que hago en las redes, que llamo el “Desafío Poético” en el cual mis contactos me proponen temas, yo elijo el que más me inspira y compongo un poema en alguna forma complicada (por lo general un soneto) con un tiempo límite de media hora. Varios que, siento, están entre mis mejores poemas, han surgido de ese juego.

¿Cómo puede la gente acceder a tus libros?

Los vendo en mi librería a precios accesibles. También por MercadoLibre, con envío, para quienes están demasiado lejos. Cuando actúo en alguna feria o festival, si me dan un puesto, suelo llevar ejemplares para la venta. O en mis noches de narración de historias en algún centro cultural, durante las pausas, reparto ejemplares entre el público para que los hojeen y, si alguno se tienta, compre.

Por: Daniela Díaz

Produce: EB

Fotos: Robert Verastegui Noa

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